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Asincronía* Global

Gradualmente y con obstáculos, el mundo sale de la crisis por la pandemia de covid-19, que lleva más de un año golpeando al mundo en todos los ámbitos. Con más de 130 millones de casos y casi 3 millones de muertes, gatilló un shock que hizo tambalear al mundo y produjo un colapso de la economía global en magnitud comparable con la Gran Depresión de los 30s. Se desarrollaron vacunas en tiempo récord que se comenzaron a desplegar a fines del 2020, lo que, apoyado por las inéditamente agresivas políticas económicas contra cíclicas, han venido mejorado las perspectivas.

A principios de este mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su edición anual detallada del World Economic Outlook (WEO). Se revisó al alza tanto el crecimiento global del año 2020 (que desde junio pasado a abril pasó de -5.2% a -3.2%), como las proyecciones para 2021 y 2022 (que subieron respectivamente de 5.4% a 6% y de 4.3% a 4.4%).

El salto en la actividad que se registraría este año se produciría en gran parte desde las economías desarrolladas (las cuales crecerán 5.1%), dentro de las cuales la proyección de crecimiento del PIB de Estados Unidos se incrementó más de un punto porcentual a 6.4%, el mayor ritmo de crecimiento anual desde 1984. El crecimiento de los emergentes (6.7%) estaría liderado por Asia, donde China registraría una variación del PIB de 8.4% y en el que el crecimiento de la India para 2021 se corrigió a 12.5% (desde una estimación de 11.5% en junio del año pasado).

Este contexto de recuperación, no obstante, se da en un marco sanitario, social y económico complicado por las grandes divergencias entre países, sectores y estratos sociales. En primer lugar, las “olas” de la pandemia están en diferentes etapas, las capacidades hospitalarias son distintas y difiere la eficiencia de las medidas sanitarias adoptadas. Luego, el despliegue de vacunas destaca positivamente en ciertos países, que llevan más del 30% de la población vacunada, mientras que en otros recién comienzan a llegar las primeras dosis. Y finalmente, está la aparición de nuevas variantes del virus que plantean un desafío a la eficacia de las vacunas existentes, y podría hacer necesario adaptarlas para que funcionen bien.

Entonces sí, las perspectivas económicas son mejores, pero los factores antes mencionados generan también diferencias en las etapas del ciclo de recuperación económica y de la magnitud de ésta. De ahí que al presentar el WEO, el FMI sostuviera que es clave la coordinación global de políticas económicas. La dinámica recuperación de Estados Unidos y la sostenible de China, las economías más grandes del mundo dan sólido soporte al crecimiento global. También los paquetes de estímulos económicos que seguirían vigentes, con mayor tolerancia a los altos niveles de endeudamiento -gubernamentales y corporativos- producto de éstos.

El foco en los últimos dos meses ha estado en los aumentos de las expectativas inflacionarias que han generado alzas en las tasas de interés; aunque las holguras en capacidad, la desglobalización y la revolución digital en curso jugarían a favor de que la inflación se mantenga contenida. Un incremento de las tasas de interés e inflación esperadas están en línea con el ritmo ascendente de la actividad económica presente; pero hace que los riesgos de errores de política o comunicacionales de las principales autoridades monetarias mundiales, encabezadas por el Fed de Estados Unidos, sean un factor clave para que la recuperación económica no se descarrile. Una sobrerreacción que lleve a fuertes y rápidas alzas de las tasas de interés en Estados Unidos tendría efectos nocivos a nivel global.

De más largo plazo, aunque sería positivo que la economía global salga de las aletargadas tasas de crecimiento que sucedieron a la crisis financiera de 2008-2009, con algo más de inflación, será determinante si la inflación que vemos surgir actualmente, aún benévolamente, es transitoria o estructural. Y también, cómo se regresa a la sostenibilidad fiscal, con la reducción gradual del inmenso endeudamiento que se ha producido.

En el mundo corporativo los resultados siguen sorprendiendo positivamente. Las perspectivas de un mayor crecimiento hicieron que los estimados de las utilidades se corrigieran al alza desde el tercer trimestre del año pasado. Las divergencias, como lo venimos mencionando, también son enormes en este ámbito, entre países sectores y temas. Y así lo comenzaron a anticipar los mercados desde marzo del 2020, con enormes diferencias en las tendencias entre los activos beneficiados y los perjudicados por la pandemia. Esto nos deja a hoy en un entorno de dispares valorizaciones, en el que la identificación de los “ganadores” que seguirán ganando, los que están sobrevaluados y los “perdedores” que dejarán de serlo y están golpeados en exceso, es clave.

En cuanto a la asignación por clases de activos, se siguen favoreciendo las acciones respecto de la renta fija sobre la base de (i) crecimiento económico; (ii) espacio para que sigan subiendo las tasas, lo que se daría más gradualmente en adelante; (iii) amplia liquidez que se mantendrá y; (iv) valorizaciones que lucen atractivas en algunas subclases de renta variable.

*Falta de coincidencia temporal de los hechos (RAE)

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