Trump landing

En febrero llegó la volatilidad que estábamos esperando, respondiendo a la política estadounidense, y algunos datos económicos que decepcionaron al mercado y lo llevaron a sobre reaccionar. En este sentido, el S&P 500 cerró febrero con una caída de 1.4%, y acumula otra baja de 6.4% en lo corrido de marzo (hasta el 11 de marzo). La debilidad del mercado accionario estadounidense se coordinó con una caída del dólar DXY de 0.7%, que sigue a la baja en lo que va de este mes.
Si bien hubo ciertas razones que gatillaron estas correcciones, posiblemente una de las que más contribuyó fue lo saturado que está el mercado de acciones estadounidenses y dólar. Era de esperar que ante un escenario de mayor percepción de riesgo los inversionistas optaran por reducir su posición en estos activos, mientras que otros que tenían menor presencia en los portafolios globales lograron evitar parcialmente esta corrección.
Algunos datos que llevaron a las acciones estadounidenses a exhibir caídas intraday fueron encuestas de expectativas, como el caso del PMI de servicios preliminar que pasó a terreno contractivo (pero luego se revirtió) y la confianza del consumidor pasó a marcar bajo 100 pts. en febrero, lo que sugiere debilidad. De esta manera, observamos una especie de hipersensibilidad del mercado a datos que históricamente no influyen tan significativamente en las tendencias accionarias. En este sentido, creemos que la desaceleración que sufrirá la economía estadounidense no será abrupta, pero el escenario de no landing que se estaba consolidando los meses anteriores ahora es menos probable. Lo anterior también se condice con el último dato de creación de empleo, que mostró una creación de 151 mil puestos de trabajo en febrero, resiliente pero desacelerándose.
En cuanto a la inflación, el dato de enero mostró una aceleración hasta 3% anual, asociado a la estacionalidad propia del primer mes del año, mientras que el de febrero cedió hasta 2.8%. El dato de marzo podría volver a acelerarse, aunque aquello no implica presiones persistentes sobre los precios ni el inicio de un nuevo ciclo inflacionario. Los precios de vivienda, que influyen con rezago en el registro inflacionario, muestran una tendencia clara a la baja, y por ende aún presiona al dato de la inflación, pero anticipa una trayectoria saludable hacia adelante.
Más allá de este dato en particular, el mayor nerviosismo que inunda los mercados llevó a las tasas de interés a caer y al mercado a anticipar más recortes por parte del Fed este año. Estos movimientos bruscos impulsaron el índice MOVE -que mide la volatilidad implícita en la curva de tasas de los bonos del Tesoro-, por encima de los 100 puntos a inicios de marzo. A mediados de este mes tendremos reunión de política monetaria en EE.UU., que incluirá el documento de proyecciones y el conocido dotplot, que nos da a conocer lo que ven los miembros del FOMC para los próximos años.
Por otro lado, los datos económicos del primer trimestre podrían traer malas noticias -aunque de manera transitoria- por un mundo que intenta adaptarse a este nuevo orden global que está imponiendo Donald Trump. Es así como algunos sectores en particular adelantaron importaciones ante el miedo de eventuales aranceles, lo que resta al crecimiento económico. A su vez, los recortes de gastos de parte del Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE) pueden añadir ruidos económicos, que se pueden exacerbar si es que esto se traduce en despidos significativos de empleados públicos.
Este nuevo orden también se ha caracterizado por cambiar la política como la conocíamos. Estábamos acostumbrados a declaraciones presidenciales que antes de hacerse públicas superaban filtros y largas negociaciones bilaterales, mientras que el mandatario estadounidense ha transformado sus redes sociales en su principal medio de comunicación. A pesar de esto, se mantiene el pragmatismo en la administración del país más grande del mundo, en tanto las amenazas arancelarias muchas veces responden a estrategias negociadoras, como es el caso de los aranceles recíprocos. Además, dada la composición del equipo gubernamental, es de esperar que predominen las preocupaciones por la economía, inflación y el desempeño del mercado accionario.
Por otro lado, eventos en otros países han impulsado el desempeño de sus mercados bursátiles. Uno de ellos fueron las elecciones anticipadas en Alemania que consolidaron el triunfo de la centroderecha, donde el posible futuro canciller Friedrich Merz anunció un mayor gasto en defensa, con lo que pretende levantar el “freno de la deuda”, que debe ser aprobado con 2/3 del parlamento. De cara a estas elecciones también aumentaba la probabilidad de un cese al fuego en el conflicto entre Rusia y Ucrania, lo que dio un soporte adicional a las acciones europeas.
En el caso de China, el impulso a las acciones del sector tecnológico que gatilló DeepSeek se ha seguido profundizando. A su vez, las conclusiones preliminares de la Asamblea Popular Nacional de marzo confirman la intensificación del impulso fiscal, con un foco en el consumo, que es uno de los componentes que no permite que la economía china despegue.
En este escenario, hemos adoptado una postura más cautelosa en el portafolio, neutralizando la sobreexposición en acciones. Se mantiene la preferencia por mercados emergentes dentro del portafolio accionario, con un overweight en América Latina. En renta fija se mantiene la subexposición y tras el buen desempeño de los bonos, optamos por continuar con una baja duración y se opta por neutralizar la subexposición en TIPS, con datos de inflación que podrían mantenerse persistentes en los próximos meses. Como medida de protección ante la mayor volatilidad, aumentamos la posición en caja.
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