Escasa visibilidad y abundante incertidumbre
Mayor inflación y menor crecimiento resume el escenario económico global actual. Menor crecimiento producto de la lucha contra la inflación, China y la guerra entre Rusia y Ucrania. Y dicha desaceleración no necesariamente implicará que ceda la inflación.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) corrigió a la baja casi en un punto porcentual el estimado del aumento del PIB global a 3.6%, luego de haber crecido 6.1% en 2021. Estados Unidos se desaceleraría de un crecimiento de casi 6% en 2021 a 3.7% en 2022, China de 8.1% a 4.4%, la Unión Europea de 5.3% a 2.8% y el Reino Unido de 7.4% a 3.7%.
Las caídas de los mercados accionarios y de renta fija en lo corrido de 2022 resultaron en el peor primer cuatrimestre del S&P 500 desde 1974 y el peor para los bonos globales desde 1920. Detrás de ello están tres grandes temas que generan el título de este documento.
Inflación y tasas de interés crecientes. –
Las alzas generalizadas en los precios son un fenómeno global, su origen está en los masivos estímulos monetarios y fiscales para hacer frente a la pandemia, el salto de una demanda reprimida en la reapertura y una oferta restringida por las interrupciones de las cadenas de abastecimiento. Éstas últimas han sido consecuencia primero, de los efectos de la paralización en la producción y el transporte global y desde principios de este año del resurgimiento de la variante ómicron, la guerra entre Rusia y Ucrania y la política cero-COVID de China.
Bancos centrales detrás de la curva para no arriesgar la sostenibilidad del crecimiento, hemos visto demora en actuar de parte del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), lo mismo sucede en Europa. Mientras tanto, la inflación en Estados Unidos se acerca a 8% en doce meses, la más alta en cuatro décadas, en Inglaterra ésta asciende a 6% y el la Unión Europea a 7.5%.
Sobrecalentamiento (EE. UU.), estanflación Europa y falta de señales de que la inflación cedería (porque el consumo se mantiene muy dinámico en Norteamérica y para el resto del mundo las disrupciones en las cadenas de abastecimiento siguen generando shocks de oferta en materias primas, bienes y servicios), llevaron al Fed a acelerar las alzas de las tasas de interés. Por otro lado, la inflación en Europa tiene su principal causa en las alzas de precios de la energía en un entorno de menor crecimiento, lo que aumenta cada vez más las probabilidades de una recesión durante 2022.
China, motor en desaceleración –
La segunda economía más grande del mundo será una fuente de menor crecimiento y enfrenta por primera vez en veinte años el riesgo de una recesión. La política cero COVID implanta confinamientos en grandes centros de producción y de actividad económica generando paralización de partes de su economía que también afectan al resto del mundo a través del comercio internacional. Esto se contradice con declaraciones del gobierno sosteniendo que la economía es clave y que se hará lo necesario para darle apoyo.
Por otro lado, persisten dudas respecto de qué significa esta investidura de líder supremo de Xi Jinping al estilo Mao. Hasta dónde y cuándo vuelve a manifestarse el intervencionismo estatal, cómo se configurará la política internacional, las relaciones con otros países (cumplimiento de acuerdos de la unificación con Hong Kong, la situación con Taiwán), y entre los dos “polos”, Estados Unidos y China.
Finalmente, agrega incertidumbre al crecimiento chino el hecho que muchos países van a reducir su importación de bienes y servicios de ese país. Por lo que dejaría de ser un proveedor global de manufacturas a bajo precio y base de operaciones de manufacturas y servicios de compañías extranjeras.
Guerra Rusia – Ucrania. –
Más allá de la tragedia humana y enfocándonos en el objetivo de este documento, los efectos de este conflicto son graves, no sólo de corto plazo, sino estructuralmente. Actualmente destacan la convulsión, shocks de oferta, destrucción de activos y presiones en los precios de las materias primas, algunas más agudas, como la energía y granos por estar directamente ligada su producción a Rusia y Ucrania. De largo plazo, significa que Europa deberá migrar hacia la independencia energética, lo que implicará mucho mayor gasto y por ende un déficit fiscal persistente.
Finalmente, la guerra todavía representa riesgos de cola (de eventos catastróficos). Aún no hay respuesta a cómo va a salir el presidente ruso Vladimir Putin de esto. Hasta ahora no hay respuesta a esta interrogante que no implique consecuencias desastrosas a todo nivel.
Mercados. –
A pesar de las rápidas y fuertes caídas de este año. Los tres temas mencionados significan demasiadas variables en el mundo en direcciones que son adversas para la economía y los mercados globales. El shock de COVID, la geopolítica y el proceso económico, social y político de la China podrían estar generando un cambio estructural mundial y estaríamos en el epicentro del punto de inflexión, donde la visibilidad es escasa y la incertidumbre abundante. La primera señal de esto es la reaparición de la inflación como un fenómeno más permanente, con orígenes más estructurales (China y la guerra Rusia Ucrania). Y se podría estar terminando más de una década de bajas tasas de interés en que cada corrección de los mercados era seguida de algún “salvavidas” de parte de las autoridades monetarias, lo que hacía de estas ocasiones oportunidades de compra.
Por otro lado, las tasas de interés de mercado, a pesar de estar aún bajas históricamente, vienen subiendo consistentemente, y como lo mencionamos, el bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años ya superó el 3% anual. Crece el costo de oportunidad de las acciones. Con esta tendencia, la renta fija está en camino a ofrecer rendimientos cada vez más atractivos relativo a la renta variable. De hecho, si se corrigen por riesgo, las acciones de Estados Unidos ya no lucen más atractivas que los bonos (Gavekal, bonos del Tesoro deflactados por inflación relativo a earnings yield o utilidad/precio del S&P500).
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