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Commodities: ¿El inicio del nuevo super-ciclo?
Commodities: ¿El inicio del nuevo super-ciclo?
  • Materias primas gozan de un momentum favorable apoyado por la recuperación económica.
  • Proyecciones varían significativamente entre distintos commodities, hablar de un super-ciclo parece prematuro:
    1. Metales industriales con mejores perspectivas por transición a energías limpias y oferta limitada.
    2. Energía se vería negativamente afectado por un green new deal.
    3. Agricultura depende en exceso de factores externos, como el clima.
    4. La oferta de metales preciosos y el alza prevista en otros activos de refugio serían suficientes para evitar un aumento importante de precios.

Luego de la recesión mundial provocada por la pandemia se debate si estamos en el inicio de un nuevo super-ciclo de commodities. ¿La situación es comparables a la de comienzos de los años 2000? ¿Cuáles serían las materias primas más beneficiadas?.

Macroeconomía.

La paralización de la economía mundial en 2020 producto de la pandemia generó contracciones económicas no registradas desde la gran depresión los 30s. Las autoridades a nivel global se vieron obligadas a implementar cuarentenas masivas con el objetivo de detener la propagación del virus, el cual estaba colapsando los sistemas de salud.

Los bancos centrales y los gobiernos reaccionaron, en general con inéditos estímulos monetarios y fiscales como medidas contra cíclicas. La carrera por descubrir una vacuna se gatilló y dio lugar al desarrollo en tiempo récord de vacunas que se comenzaron a desplegar a fines del 2020. En este contexto las proyecciones de crecimiento se han corregido al alza para los próximos años, lo que debiera dar lugar a una dinámica recuperación para los próximos años.

Este crecimiento sincronizado aumentaría de manera significativa la demanda por materias primas, dados nuevos proyectos, la reactivación de los que quedaron paralizados y la gradual reapertura de la economía global, generando optimismo respecto al desempeño de los precios de las materias primas en general. Cabe destacar que lo anterior corresponde a estimaciones de sólo los próximos dos años, lo que marcaría la primera diferencia respecto de hace dos décadas, pues no se puede hablar aún de un super-ciclo.

Sin embargo, existen también fundamentos sólidos de largo plazo que sustentan la tesis de un soporte más duradero para los precios de estos activos. En primer lugar, el rezago respecto de los precios de otros activos, luego están las alzas en las expectativas inflacionarias, una oferta limitada debido a la subinversión de los últimos años, y la debilidad proyectada para el dólar (Ver detalle en Feet On Commodities ). Con todo, dados los diferentes tipos de materias primas existentes, el análisis requiere enfocarse en grupos. Se tomará como referencia los componentes del índice de commodities CRB: metales industriales (~13%), energía (~39%), agricultura (~41%) y metales preciosos (~7%).

Distintos commodities, distintas proyecciones

Los metales industriales (cobre, aluminio, plomo, zinc, níquel y estaño) se han visto beneficiados el último tiempo por las mejores perspectivas de la demanda, en especial de China con sus grandes planes de infraestructura, y por el impulso en el corto plazo debido al rebote post pandemia. Destaca en este sentido el caso del cobre, cuyo precio casi se ha duplicado en un año (más de USD 4/lb, 80% más que hace un año atrás). Además, en este caso en particular, la transición hacia energías limpias constituye un factor estructural que acelerará la demanda, por su uso en la fabricación de autos eléctricos y variados productos relacionados a este tema.

Sumado a lo anterior, la creciente demanda se encontrará con una oferta limitada. La productividad laboral de la minería ha ido decreciendo en las últimas dos décadas, y la inversión también ha caído, cerca de un 44% entre 2012 y 2020, debido a los menores precios de mercado. Además, los presupuestos de exploración de cobre se han desplomado y los nuevos descubrimientos se han reducido.

Con respecto al petróleo, un futuro super-ciclo es más incierto que en el caso de los metales industriales. Desde la caída de su precio en marzo de 2020, el WTI repuntó hasta USD 66 por barril, rompiendo sus niveles pre pandémicos y generando señales positivas en el mercado. Este aumento de precios estaría explicado por la caída de la oferta en un entorno de demanda creciente debido a la recuperación cíclica.

Las expectativas para el resto del año son relativamente benignas. La recuperación de China e India ha elevado la proyección de demanda fuera de la OCDE en 500,000 b/d para 2021, aunque la demanda estimada de la OCDE se ha atrasado y reducido en 900,000 b/d. Para este año, la demanda se mantendría en niveles pre-pandemia y sería un 4% menor a la del 2019, es decir, en 2021 recuperaría sólo la mitad de lo perdido durante la pandemia. No hay señales de escasez, pues los inventarios se mantienen algo superior que su promedio de los últimos cinco años.

El futuro de largo plazo del petróleo también es incierto. La transición a energías renovables generaría una fuerte caída en la industria de los combustibles fósiles. Los inversionistas se están volviendo cada vez más conscientes sobre el impacto al medio ambiente, por lo que están adoptando cada vez más estrictamente criterios ambientales, sociales y de gobernanzas (ESG por su sigla en inglés) en sus decisiones de inversión. Asimismo, la emisión de bonos verdes ha aumentado, y algunos fondos han dejado de invertir en proyectos de energía convencional, por lo que el costo de capital de las energías renovables se ha reducido. Sin embargo, parece difícil predecir cuando la era de combustibles fósiles llegaría a su fin, ya que aún existen muchos obstáculos para que se genere un “acuerdo verde” a nivel global.

En el caso de las materias primas agrícolas, el principal driver de los precios es la oferta, que está sujeta a las decisiones de plantación y al clima, mientras que la demanda es relativamente estable. Los precios de las materias primas agrícolas, similar a los grupos anteriores, estarían en un periodo de alzas cíclico, lo que no es suficiente para compararse con el super-ciclo cuando China estaba en una etapa más temprana de apertura e integración a la economía global.

Por ejemplo, en el caso de la soja y el maíz, el soporte en sus precios se debe a la recuperación de la ganadería, principalmente en China, por lo que se espera que su demanda aumente un 8% y 4% en 2021, respectivamente. Por otra parte, adversas condiciones meteorológicas reducirían la oferta proveniente de Brasil y Argentina, lo que generaría un retraso en las cosechas y la producción. Las alzas también se explican por la rotación de cultivos, lo que significa que las mismas tierras son utilizadas para la plantación de diferentes productos. En este contexto, el aumento en la superficie destinada a soja y maíz se traduce en una reducción de la capacidad productiva de algodón y trigo.

Respecto a los metales preciosos, hay más vientos en contra que a favor. Para el caso del oro , usado a lo largo del tiempo como reserva de valor, las alzas en las tasas de interés y la apreciación del dólar presionarían a la baja su precio. En este sentido, las perspectivas de alzas en las tasas dadas presiones inflacionarias aumentan el costo de oportunidad de tener oro relativo a otros refugios, presionando a la baja los precios. Además, se registró un aumento en la oferta de oro a pesar de que ha aumentado la demanda producto del crecimiento de la joyería en China e India. No obstante, lo anterior, el alza en las expectativas de inflación pudiera no impactar de manera directa al oro, cuyo precio ha perdido correlación con las expectativas inflacionarias en los últimos años.

Por el lado de la plata, el precio se ha comportado más defensivo que el oro, con las proyecciones apuntando a un déficit este año. Los impulsos de corto plazo en los commodities han impulsado el precio, el cual también tiene soporte en el largo plazo producto de la creciente demanda de electrónica, automotriz, de nuevos proyectos de energía solar. Con todo, el precio actual, que ha permanecido relativamente estable desde agosto del 2020, parece haber capturado gran parte del aumento de demanda relativo a la oferta de los próximos años, por lo que no se esperan mayores sorpresas al alza en el precio del metal.

 

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