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ASG: Mucho más que una obligación
ASG: Mucho más que una obligación

El enfoque de la inversión responsable en Compass Group siempre se ha basado en los principios de “no hacer daño” y en que “buenas prácticas ASG llevan a mejores retornos”. A medida que los desafíos sociales y medioambientales se vuelven más urgentes, nuestros clientes, colaboradores y nuestro civismo empresarial nos impulsan hacia un mayor compromiso. Todos debemos hacer más.

Hace mucho tiempo que consideramos temáticas ASG al momento de analizar potenciales inversiones. En el año 2016 comenzamos a incorporar sistemáticamente métricas ASG en las calificaciones de crédito de las compañías. A partir de esta experiencia, fue intuitivo que nuestra evaluación ASG debía impactar también al costo de capital, lo que confirmamos mediante estudios propios y, desde entonces, incorporamos en nuestras directrices de valorización. Nuestro compromiso con integrar aspectos ASG es tal que no tenemos un grupo de especialistas en el equipo de inversión, sino que todos somos especialistas en temáticas ASG.

Como herramienta clave en nuestro proceso de análisis bottom-up utilizamos un cuestionario ASG propietario. La puntuación asignada a las compañías al aplicar este cuestionario impacta en las calificaciones de crédito, valorizaciones y gestión de riesgo de la cartera, y sirve de guía para nuestro involucramiento continuo con las compañías en las que invertimos. El involucramiento en temas ASG es una evolución natural de nuestra filosofía de inversión. Nuestro análisis es de alto contacto y en terreno. Nos reunimos con emisores alrededor de Latinoamérica más de 1.800 veces al año para aprender y compartir nuestro punto de vista sobre las operaciones, estrategia y aspectos ASG. En el caso de compañías en las que tenemos participaciones significativas, un comité de revisión de factores ASG define áreas específicas de involucramiento para extraer el máximo valor para nuestros clientes.

Nos hemos centrado más en el gobierno corporativo, ya que nuestra investigación nos ha mostrado que buenas prácticas en este ámbito tienden a impulsar, con excepciones, buenas prácticas medioambientales y sociales.

Estamos mejorando definitivamente nuestro análisis en torno al impacto climático y temas sociales de nuestras inversiones. Un grupo de trabajo está actualizando el marco de nuestro análisis bottom-up para incluir sistemáticamente una matriz de materialidad que destaque los temas que deben incluirse en las valorizaciones y análisis de escenarios. Actualmente estimamos la huella de carbono y la intensidad en emisiones de carbono de todas nuestras carteras e identificamos a los grandes contaminadores. Además, examinamos las relaciones laborales y comunitarias y buscamos casos de
controversias. Estamos perfeccionando nuestros protocolos de involucramiento para hacer frente a compañías con una alta huella de carbono y emisores de carbono de alta intensidad.

Por nuestro rol fiduciario hacia el capital de nuestros clientes, nuestro proceso evoluciona con el claro objetivo de ofrecer los mejores retornos a nuestras inversiones y la integración ASG es parte de esta evolución. En el futuro, nuestros clientes podrán llevarnos a gestionar estrategias de inversión de “impacto”, en las que los retornos se combinen con objetivos no financieros.

Apoyamos los esfuerzos de los gestores y propietarios de activos para mejorar las prácticas de inversión responsable, incluida la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Nuestra industria puede jugar un papel importante como catalizador para la implementación de tecnologías y prácticas inteligentes que alineen la mejora de los retornos con un impacto positivo sobre el medioambiente y temáticas sociales. Sin embargo, es poco probable que esto por sí solo nos permita llegar a la meta Net Zero en 2050. Es necesario desarrollar políticas públicas que permitan una asignación de capital adecuada a largo plazo. Las industrias de la “vieja economía”, carentes de capital e intensivas en emisiones de carbono, pueden generar desequilibrios económicos, especialmente en economías emergentes.

Un claro ejemplo es la industria del cemento. Se puede hacer mucho para reducir las emisiones mediante el despliegue de tecnología, pero todos los escenarios para el Net Zero requieren el despliegue de técnicas de captura de carbono o la compra de créditos de carbono con un costo significativo para los consumidores.

Mientras tanto, la transparencia es fundamental. Cubrimos más de 600 compañías en Latinoamérica y estimamos que alrededor del 50% aún no revelan el impacto de sus emisiones. Si bien la región está atrasada en estándares ASG, vemos convencimiento en la alta gerencia de compañías de la región de los beneficios de subir estos estándares. Creemos que los criterios ASG no son tan solo una obligación sino también una valiosa fuente de información que genera mayores retornos de forma sustentable y de largo plazo.

 

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