A Tale of two halves
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El mes de enero pareció estar dividido en dos mitades; en la primera mitad, los activos reaccionaban temerosamente al tan esperado “Inauguration Day” de Trump, mientras que en la segunda el momentum que el mercado accionario mostró hasta noviembre del año pasado comenzó a reaparecer.
El inicio de 2025 estuvo marcado por altos y bajos, y el mercado seguirá sujeto a elevados niveles de volatilidad, con dos nuevos acontecimientos que se suman al escenario global. En primer lugar, Donald Trump ya asumió como presidente de EE.UU., y sus publicaciones por redes sociales han tenido impacto en los mercados, aun cuando se han revertido rápidamente en varias ocasiones. En este sentido, su discurso sigue siendo impredecible, pero el equipo que está detrás muestra pragmatismo, con el ejemplo de los dichos recientes del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, enfocándose en disminuir la tasa del bono del Tesoro norteamericano a 10 años en vez de presionar por bajas en el Fed Fund Rate.
En segundo lugar, la aparición de DeepSeek -un chatbot de inteligencia artificial elaborado en China- golpeó al mercado tecnológico en EE.UU. (que estaba priced for perfection) y añadió una nueva fuente de incertidumbre que pone en jaque las elevadas valorizaciones de estas acciones. Lo anterior significa una clara señal de alerta, ante la posibilidad de que China haya logrado elaborar aplicaciones de inteligencia artificial generativa con chips menos complejos, o que haya evadido las restricciones de la mayor economía del mundo y alcanzado el acceso a este tipo de semiconductores.
En ambos casos, el mercado va a necesitar tiempo para procesar el impacto económico. Aun es muy reciente para dilucidar tanto el potencial efecto que tenga DeepSeek, como el rumbo que tome el nuevo gobierno de EE.UU. Las amenazas de aranceles de Donald Trump hasta ahora parecen ir en la dirección de o (i) alcanzar un acuerdo rápido con los países que desee a cambio de algún beneficio para EE.UU. o (ii) para resolver ciertas políticas -arancelarias en algunos casos- que aplican dichas naciones a EE.UU., y las considera injustas, además de tener una nueva fuente de ingresos fiscales. De esta manera, seguimos creyendo que los aranceles no serán transversales a todos los países y productos, y en caso de tener algún impacto económico en EE.UU., el gobierno impondría estímulos en dirección contraria para paliarlos.
Por el lado del Banco de la Reserva Federal (Fed), en la reunión de enero pausó los recortes de tasas, tal como era esperado, dando una señal algo más hawkish hacia adelante. Sin embargo, el mercado todavía internaliza entre uno y dos recortes adicionales, de 25 pbs. cada uno, en lo que resta del año, con datos de inflación que no muestran señales de aceleración. Es más, algunos subcomponentes del índice de precios que se habían mostrado más pegajosos, como los asociados a vivienda, están dando señales de desaceleración. Por su parte, la tasa del bono del Tesoro norteamericano a 10 años sufrió el mismo rumbo de las acciones; al alza durante la primera mitad de enero, y a la baja la segunda, como respuesta en parte a mayor pragmatismo fiscal de parte del nuevo gobierno de EE.UU. y tras un “flight to quality ” gatillado por el episodio de DeepSeek.
En este sentido, el dólar perdió -al menos transitoriamente- el impulso que se observaba anteriormente, y comienza a mostrar cierta debilidad. Hay señales que parecen indicar que el dólar podría haber llegado a un peak, aunque seguirá sujeto a las fuentes de volatilidad que están cada vez más presentes en los mercados globales. De consolidarse esta debilidad del dólar, se abren nuevas oportunidades en otros mercados que representan cada vez una menor proporción en el portafolio global.
Un ejemplo de estos es China, cuya desaceleración económica se condice con un consumo que no logra despegar, aun cuando los sectores relacionados a la oferta, como la producción industrial, muestran una tendencia alcista innegable. Este comportamiento se ha observado anteriormente en países asiáticos, y a menos que “se alineen los astros” y el gobierno logre poner en práctica estímulos contundentes y que logren incentivos efectivos en la demanda, será difícil que China triunfe en la economía y mercados globales.
A pesar de estas señales mixtas en China, el inicio del año estuvo marcado por un alza en los precios de las materias primas prácticamente transversal. El petróleo subió en lo corrido de enero, al igual que los metales industriales y los soft commodities, pero nuevamente el gran ganador fue el oro, impulsado por las tensiones geopolíticas, comerciales, fuerte demanda de bancos centrales y mayor incertidumbre. Altos precios de materias primas suelen favorecer a las economías y mercados latinoamericanos, que gozan de valorizaciones atractivas.
En línea con lo anterior, se mantiene una postura constructiva respecto al riesgo, con un leve OW en acciones, basado en que las medidas que se espera impongan el nuevo gobierno de EE.UU. no serían dañinas para la renta variable. Así, se mantiene la preferencia por acciones estadounidenses y latinoamericanas, con este soporte en precios de materias primas. A su vez, se mantiene la subexposición en bonos, cuyo mercado es vulnerable a mayor volatilidad, y en esta misma línea se continúa asignando una proporción a caja, en este escenario incierto.
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