Something’s in the air
Desde principios de marzo el foco de los inversionistas está en los dos temas que más afectan a la economía y mercados actualmente: (i) inflación y tasas de interés y (ii) stress financiero/crisis crediticia (credit crunch). De telón de fondo, prevalecen otros factores de riesgo como el límite de deuda de Estados Unidos (debt ceiling), las tensiones China- Estados Unidos, la guerra en Ucrania, y cambios estructurales (revolución digital y mega tendencias).
A principios de 2023, el mundo parecía encaminarse -no exento de ruidos económicos, y geopolíticos- hacia una cierta normalización. A partir de enero de este año, las acciones subían luego de las fuertes caídas del año pasado, las tasas de interés ajustaban la economía para contrarrestar la inflación y se cerraban divergencias y anomalías que se generaron con la pandemia y se profundizaron entre 2021 y 2022. El consenso apuntaba hacia que las tasas de interés subirían hasta medio año y el ciclo de bajas comenzaría a principios del próximo año. Como escenario base, una desaceleración o recesión poco profunda en Estados Unidos y una reapertura de China dando soporte a la economía global. Sin embargo, la caída de bancos regionales en Estados Unidos (hasta ahora cuatro entidades, enfocadas principalmente en venture capital y criptomonedas) ha sacado a flote vulnerabilidades del sistema financiero y puede desviar el curso del ciclo económico. ¿En qué medida afectará esto a la economía global? Hasta el momento el efecto ha sido limitado, pero aún es temprano para llegar a conclusiones pues está en desarrollo.
La crisis crediticia exacerba los efectos contractivos en la economía, equivale a dos o más alzas de las tasas de interés, por lo que el ciclo de alzas de tasas de interés terminaría antes. De hecho, el mercado modificó sus expectativas: se espera que el alza de tasa de referencia o Fed Funds Rate por parte del Fed (Banco de la Reserva Federal de EE. UU.) de principios de mayo sea la última y el ciclo de recortes se adelantaría para el tercer o cuarto trimestre de este año. Asimismo, el comunicado de la entidad fue menos hawkish (agresivo hacia el alza). El stress financiero desplazó hacia abajo la curva de las tasas de interés (yield curve o niveles de tasas para diferentes plazos). Cabe tener en cuenta que los préstamos de los bancos regionales en Estados Unidos tienen importante efecto en las pequeñas y medianas empresas y los spreads (indicadores de riesgo) de la deuda high yield, hasta el momento no registran mayores alzas.
En cuanto a la inflación, se registra una desaceleración importante, aunque los datos de la medición subyacente (core, sin volátiles, alimentos y energía) están tardando más en ceder. Ello está principalmente asociado al sector de servicios, cuyo nivel de actividad se mantiene dinámico, al contrario de manufacturas, que ya está en terreno contractivo. Dentro de los datos de inflación core, destaca lo relacionado a vivienda, pues en este ítem hay rezago en la lectura de los datos. Por otro lado, los costos de fletes para el comercio internacional han vuelto a niveles “normales”, lo que sucedería también en los costos de transporte aéreo luego de este verano en el hemisferio norte.
Cabe resaltar también que este año la negociación por el techo de la deuda o debt ceiling en Estados Unidos puede ser más dura. Las condiciones actuales, demócratas en la presidencia con ajustada ventaja en el senado y oposición con mayoría en la cámara baja, podrían llevar al escenario de 2011 cuando la deuda de ese país estuvo al borde del default y se rebajó la calificación crediticia del país.
En cuanto a la salud corporativa, si bien las utilidades vienen sorprendiendo positivamente, se registran en general caídas de éstas. Finalmente, este 2023 terminaría arrojando una baja de alrededor de 1% en las ganancias de las empresas del S&P 500, aunque con grandes divergencias entre sectores. A pesar de que las ventas han seguido aumentando, son más bien los aumentos en costos y consecuente deterioro de los márgenes lo que está llevando a las caídas en los resultados.
Aunque China está viendo datos de actividad dinámicos, las tensiones geopolíticas pesaron más en el desempeño bursátil de ese país el mes pasado. El sector de servicios lidera la recuperación y el gobierno mantiene el crecimiento económico como prioridad.
Ante un ambiente en que los riesgos de incertidumbre respecto de la inflación y el sector bancario estadounidense están latentes, en la asignación de activos se reduce la posición en acciones a sub ponderar a favor de caja y se mantiene una posición neutral en renta fija. Existe valor en los bonos ya que los rendimientos son altos y las eventuales bajas en las tasas de interés generarían ganancias de capital. Asimismo, el verano del hemisferio norte trae menores volúmenes, lo que podría generar movimientos más fuertes en los precios en un ambiente en que el sentimiento de mercado está dando más peso a las noticias negativas.
[1] Hay algo en el aire. Dicho que se utiliza en un ambiente incierto y el sentimiento que “algo” puede suceder.
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