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De la política a las empresas
De la política a las empresas

Columna publicada el miércoles 12 de octubre de 2022 por el Mercurio

Solo entre 2021 y 2022, tuvimos cuatro elecciones presidenciales en grandes economías de Latinoamérica (Brasil, Chile, Colombia y Perú), además de otras cuatro elecciones parlamentarias en Argentina, Chile, Colombia y México. Ocho elecciones en dos años que se comparan con solo tres elecciones que tendremos en los próximos tres. Si bien la política siempre es compleja en nuestra región, los últimos procesos electorales han mostrado que las instituciones siguen funcionando adecuadamente.

Si a eso sumamos los múltiples riesgos globales recientes, como los altos niveles de inflación en el mundo o la guerra entre Rusia y Ucrania, entre otros, nos hemos encontrado con un mercado de renta fija corporativa latinoamericana que se ha movido mayormente por factores políticos y macroeconómicos.

Sin embargo, una variable muy relevante al momento de invertir en deuda corporativa, y que creemos ha sido dejada parcialmente de lado durante los últimos meses por inversionistas, es la fortaleza financiera que presentan las empresas en la región. Los niveles de endeudamiento corporativo en Latinoamérica son los menores desde 2011, con ratios de Deuda Neta/Ebitda cercanos 1.5x. 

Por otro lado, los márgenes operativos están en niveles sumamente altos respecto a promedios históricos, en parte por los buenos precios de las materias primas, pero también porque los equipos directivos de las empresas se han enfocado en hacer más eficientes y rentables sus operaciones. Esta mayor eficiencia, junto a menores presiones para invertir, han mejorado la capacidad de generación de caja de las empresas lo que también disminuye su necesidad de endeudamiento. 

Además, los últimos años, en un entorno de tasas globales excepcionalmente bajas, muchas compañías proactivamente lograron refinanciar su deuda de corto y mediano plazo con nueva deuda a plazos más largos, lo que les ha permitido disminuir su riesgo de refinanciamiento.

Menor endeudamiento, mayor liquidez y menor riesgo de refinanciamiento han resultado en tasas de default históricamente bajas para Latinoamérica. Si el promedio histórico de la región ronda el 4%, desde 2017 ese número se ha movido entre 2,0% y 2,5%, con la excepción de 2020 por el efecto de la pandemia. Pero incluso con un evento de tan baja probabilidad y de tan alto impacto como fue el Covid, donde las economías estuvieron básicamente cerradas por varios meses, la tasa de default corporativa en Latinoamérica llego a 4,4%, levemente por encima del promedio histórico.

Es probable que las economías de la región entren en un ciclo económico complejo, con altos niveles de inflación y bajo crecimiento. Sin embargo, deberíamos estar cerca de los máximos de inflación esperados, y los bancos centrales deberían terminar este ciclo de alza de tasas para eventualmente empezar un ciclo expansivo en el mediano plazo.

En ese contexto, es difícil encontrar un momento en el cual las compañías latinoamericanas hayan estado mejor posicionadas para enfrentar un ciclo económico negativo como en esta ocasión. Tienen espacio de endeudamiento para enfrentar una menor demanda, tienen espacio en márgenes para soportar presiones en costos por los altos niveles de inflación, y tienen poca deuda de corto plazo que les obligue buscar deuda en un ciclo de crédito contractivo.

Los niveles actuales de yield a los que se puede invertir hoy en la deuda corporativa latinoamericana, cercanos al 10% en dólares, no los veíamos desde 2015. En aquel entonces, el endeudamiento neto promedio de la región estaba cerca de las 3,0x comparado con los 1,5x actuales. En este contexto de mayor riesgo político y macroeconómico, la invitación es a mirar los fundamentales de las compañías y la calidad de sus balances, ahí está la sostenibilidad de las empresas en el largo plazo.

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