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In bitcoin we trust?
In bitcoin we trust?

El debate en torno a las criptomonedas, y particularmente el Bitcoin, esta polarizado y pareciera que no es simplemente un debate generacional entre milenials y las dos generaciones anteriores, gen X y baby boomers . Basta con examinar las posturas contrapuestas entre distintos agentes de mercado:  Elon Musk vs. Bill Gates; Warren Buffett vs. Cathie Wood; banqueros centrales vs. Managers de hedge funds, etc. Ciertamente existe un componente altamente especulativo en esta nueva sub-clase de activo y por cierto favorece ciertas actividades ilícitas, pero es innegable que puertas que parecían completamente cerradas han comenzado a abrirse, cuando se considera la postura de ciertas entidades financieras e incluso organismos públicos y empresas, lo que apunta a un mayor grado de aceptación y adopción.

Existe consenso en que la tecnología detrás -Blockchain- es disruptiva, pero no es claro el rol que las criptomonedas deberían desempeñar, por ejemplo, en una cartera de inversiones. El debate está abierto y a continuación analizaremos algunos aspectos.

La tecnología disruptiva: Blockchain

Para analizar las criptomonedas se hace indispensable comenzar por la tecnología subyacente detrás. El Blockchain , o cadena de bloques, es un sistema digital por el que se pueden realizar transacciones seguras a cualquier parte del mundo, sin la necesidad de un intermediario. Típicamente, una transferencia de A a B se hace a través de un tercero, que centraliza el movimiento de capital de un lado a otro cobrando comisiones y solicitando información personal. 

Por el contrario, la cadena de bloques elimina la necesidad de un intermediario, descentralizando toda la gestión. Los datos de esta cadena se agrupan en bloque, en los cuales se almacena el registro de todas las transacciones de forma segura a través de un complejo cifrado. Los participantes del sistema, llamados nodos, son los encargados de validar, confirmar y procesar todas las transacciones, pero sólo con el consenso de la mayoría, es decir, si todos tienen la misma información, significa que esa información es verdadera. El historial de datos y transacciones nunca puede ser borrado ni modificado, por lo que esta tecnología presenta un registro inmutable y permanente, disponible para todo el mundo.

Problemas del dinero en la actualidad

Como se mencionó, actualmente las transacciones digitales se realizan a través de intermediarios. En ellas, se solicita información personal (lo que a algunos no les resulta grato proveer), se cobran comisiones (las cuales pueden parecer altas) y en la mayoría de los casos se incurre en diversos procesos burocráticos (que pueden presentar múltiples trabas). Por otra parte, nos encontramos con países que presentan problemas de hiperinflación y acceso restringido al mercado financiero. Por último, si bien las transacciones tradicionales en su mayoría son bastante seguras, hay riesgos asociados, como fraude, fallas administrativas, controles defectuosos, robos de identidad etc. Ante ello, la revolución digital en la que se enmarca la tecnología blockchain, propició el surgimiento de las criptomonedas como solución a estas trabas y riesgos. 

Criptomonedas

Las criptomonedas son un medio digital de intercambio que utilizan algoritmos y criptografía para asegurar transacciones. Éstas funcionan como un control de datos descentralizado a través del Blockchain. El Bitcoin fue el pionero, al crearse en 2009 y luego vinieron muchas más y hoy existen más de 5 mil criptomonedas en el mundo las cuales difieren en su finalidad. Por ejemplo, el Ether se utiliza en la plataforma de contratos inteligentes, Ethereum, como medio de pago para este tipo específico de transacción. Otras criptomonedas, como Steem Power, se utilizan para recompensar a los usuarios que creen interacción entre ellos formando comunidades en la cadena de bloques, es decir, funciona como medio de pago en una red social. 

Bitcoin

El bitcoin (BTC), moneda virtual, fue creado el 2009 por Satoshi Nakamoto (seudónimo). La innovación de esta criptomoneda está en su sistema de pago, es decir, la moneda expresa el valor de la red obtenida de su tecnología subyacente, descrita como un libro de contabilidad abierto que realiza seguimiento de los derechos de propiedad de manera descentralizada (blockchain).

Para conseguir bitcoins existen 3 maneras, la primera es comprarlas a cambio de dólares u otra moneda, la segunda es intercambiar bienes por bitcoins y la última es a través de la “minería”.

¿Bitcoin = Dinero?

En primer lugar, debemos preguntarnos ¿Qué es el dinero? Según la RAE, el dinero es un instrumento que es aceptado como unidad de cuenta, medida de valor y medio de pago. A continuación, analizaremos las tres características claves en el caso del bitcoin: 

i) Medio de pago: 

Si bien en los últimos años el uso del bitcoin como moneda de pago ha ido creciendo, esto se ha estabilizado en los últimos meses. Según Statista, el volumen del comercio en bitcoin en Estados Unidos fue en promedio de USD 23 millones en enero v/s los casi USD 30 millones promedio que se registraron en 2020. Sin embargo, ambos registran un aumento respecto a los USD 17 millones de 2017. Por otra parte, empresas (principalmente ligadas al sector tecnológico) han realizado diversos anuncios desde aceptar pagos con bitcoin hasta mantener parte de sus activos en la criptomoneda. 

No obstante, es importante acotar que actualmente la moneda virtual no es universalmente aceptada y aún mantiene detractores claves que limita sustancialmente su aceptación global: los gobiernos y bancos centrales.

ii) Unidad de cuenta: 

El bitcoin es divisible al octavo decimal y la porción más pequeña se llama Satoshi, es decir, 1 BTC equivale a 100 millones de satohis. Por otro lado, es un activo escaso (oferta limitada a 21 millones) y no es duplicable (transacciones públicas e inalterables). El hecho de que la oferta sea limitada puede desencadenar diversos problemas, entre ellos, colapsar el sistema de precios. 

Sin embargo, por otra parte, también protege contra el aumento de precios. Lo anterior adquiere relevancia en países expuestos a escenarios hiperinflacionarios y en dónde hay poca accesibilidad al sistema financiero y/o dólares. 

iii) Depósito de valor: 

Actualmente el bitcoin es principalmente valorado y utilizado por tres tipos de agentes, los anti-sistema, los que prefieren el anonimato y los que están a favor de su eficiencia. 

Él último punto es ampliamente discutido y recientemente la secretaria del Tesoro en Estados Unidos, Janet Yellen, manifestó que el bitcoin era “extremadamente ineficiente”. En tanto, el presidente del FED, Jerome Powell señaló que más que una reserva de valor, las criptomonedas son esencialmente sustitutos del oro más que del dólar.

La ineficiencia mencionada proviene del alto gasto energético en el procesamiento de las transacciones con la criptomoneda. Actualmente, la huella de carbono (CO2) anual estimada en la minería de bitcoin se equipará con el total generado en países como Argentina, Holanda y Noruega. Además, se estima que una transacción de bitcoin genera la misma cantidad de C02 que 700,000 pagos con tarjetas de crédito.  

Bitcoin ¿El oro digital? 

Actualmente la capitalización de mercado del bitcoin es USD 1 trillion y considerando todas las criptomonedas, el valor se incrementa a USD 1.5 trillion. Su alto valor de mercado -y volatilidad- ha traído su comparación con el oro (USD 4 trillion de capitalización) como reserva de valor o”refugio” antes determinados eventos del mercado. Algunos defensores del bitcoin argumentan que la moneda fiduciaria se verá gravemente afectada por la alta impresión de dinero, déficits fiscales sin precedentes e índices de deuda pública que se han elevado a máximos. En el pasado, similares argumentos se utilizaron para la inversión en oro en portafolios globales. 

Por el momento, según un estudio de MRB Parners, la evidencia no es concluyente y muestra que los movimientos del oro son inconsistentes con los movimientos en el precio de las criptomonedas, sin embargo, se trata de un tema aún en surgimiento y en plena evolución; por ello sujeto a cambios significativos en el tiempo.

*¿Confiamos en el bitcoin? 

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