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Una complicada normalización
Una complicada normalización

Dejamos atrás un año de alta inflación, alzas en las tasas de interés, tensiones geopolíticas, guerra, y China atrapada en la política cero COVID. Los mercados globales registraron un desempeño históricamente inédito: sólo tres veces antes habían caído simultáneamente las acciones y los bonos en el mismo año y nunca habían bajado ambos en porcentajes de dos dígitos.

La versión del mes pasado de este documento fue nuestro Outlook 2023 en el que analizamos los temas que identificamos como determinantes para el desempeño de los mercados este año: (i) la trayectoria de la política monetaria en Estados Unidos y hasta cuándo seguirá el Fed subiendo las tasas de interés; (ii) el fin de la política cero COVID en China; (iii) la desglobalización o regionalismo; y la (iv) transición energética.

El mundo se encamina hacia una (nueva) normalización luego de tres años de shocks y convulsión en el marco de una acelerada revolución digital o cuarta revolución industrial. Cíclicamente, la economía mundial pasa por alzas de tasas de interés y retiro de liquidez para hacer frente a la inflación y enfriar las economías sobrecalentadas por los estímulos monetarios y fiscales exacerbados por la pandemia, lo que genera desaceleraciones o recesiones. Complicado.

Será clave cuán profunda y larga es la desaceleración/recesión global en cuanto a los efectos que finalmente infringirá a las economías y al sector corporativo. Nuestro escenario base, como lo venimos sosteniendo desde el último trimestre del año pasado, es de desaceleraciones y recesiones poco profundas. Ello se alargaría al menos el primer semestre del año; el riesgo es que se prolongue demasiado (más allá de 2023) y se entre en lo que se llama recesión del crecimiento (growth recession ), es decir que a pesar que no hay contracciones relevantes de la actividad, un muy bajo crecimiento termina generando un deterioro significativo en la economía.

Sin embargo, la inflación en Estados Unidos da señales de que comienza a ceder. El sector servicios y el empleo han sido resilientes hasta el momento, pero no han seguido acelerándose. Se espera que el Fed suba la tasa de referencia (Fed Funds Rate, actualmente en 4.5%) al menos dos veces más en el primer trimestre y en adelante dependerá de la trayectoria de la inflación.

Por el lado del crecimiento y cuán evitable es una recesión profunda o muy larga, existen factores que evitarían que ello suceda, en la medida que se logre bajar la inflación. Por un lado, el abandono de la política cero COVID de parte de China dará un impulso no sólo a esa economía, sino a la actividad mundial. Actualmente se observa mayor actividad en datos de movilidad de alta frecuencia, pero aún hay temor de la población y alto número de contagios (decreciendo). El año nuevo lunar que celebra China y que este año es a fines de enero será un importante indicador en este sentido.

Por otro lado, este ciclo de desaceleración económica encontró a las personas y al sector corporativo con una buena salud financiera, lo que permite una mayor resiliencia y enfrentarlo de manera menos traumática.

Para comenzar el año se favorece aumentar moderadamente la exposición a acciones relativo a renta fija, con preferencia por acciones rezagadas, de alta calidad y defensivas. Se ve más valor en acciones emergentes que de mercados desarrollados, entre éstas las chinas y latinoamericanas. Dentro de mercados desarrollados, las acciones en Estados Unidos en general no lucen atractivas, salvo selectivamente en estilo value.

La renta fija mantiene su atractivo dados los altos rendimientos (yields) y en ciertos casos potenciales ganancias de capital por bajas de tasas en el mediano plazo. La curva de rendimientos aún está invertida, lo cual gradualmente debiera revertirse en la medida que avanza el ciclo, por lo cual en cuanto a duración se favorece posicionarse en la parte corta y media en bonos.

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