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Ser o no ser, esa es la cuestión
Ser o no ser, esa es la cuestión
Comienza el segundo semestre del año. El escenario global es de una desaceleración económica de fin de ciclo gatillada principalmente por medidas monetarias restrictivas de parte de los bancos centrales -subiendo las tasas de interés y retirando el exceso de liquidez- para hacer frente a una inflación que no se veía hace cuatro décadas; inflación que está resultando más resistente y complicada de hacer frente. Esto lleva a la necesidad de algunas de las más grandes economías del mundo, encabezadas por Estados Unidos, a mantener altas o incluso subir más las tasas de interés. Si bien los balances corporativos y de los hogares se encontraron financieramente sólidos al inicio de este ajuste, la prevalencia de una alta inflación y consecuentes altas tasas de interés aumentan los riesgos de un mayor deterioro de las finanzas gubernamentales, corporativas y personales.

Todo esto se da en un entorno post pandemia y de una acelerada revolución digital y mega tendencias que dieron lugar a la IV Revolución industrial que estamos viviendo, lo que no quiere decir otra cosa, sino que está cambiando la manera en que funciona el mundo. De ahí que estamos viendo hace tres años dislocaciones o inusuales correlaciones en los mercados financieros y cada vez luce más complejo el camino hacia una “normalización”, que por lo demás no significaría el regreso a las dinámicas que conocemos, sino más bien a nuevas normales en múltiples ámbitos

Este contexto de menor crecimiento y alta inflación que requeriría tasas de interés altas por más tiempo no luce especialmente auspicioso, ni para las acciones ni para los bonos. Tasas de interés que podrían subir más restarían valor a la renta fija e implicarían menores valorizaciones también para la renta variable. Una particular situación en que las dos grandes clases de activos -acciones y bonos- carecen de atractivo.

Sin embargo, si se profundiza en el análisis, a pesar de que se favorece una postura de cautela, hay aspectos por considerar que dejan ver ciertas oportunidades. Las alzas que se registran en lo corrido del año muestran evidentes divergencias entre regiones, tamaños de capitalización y sectores. Es también el caso para las valorizaciones.

Otro factor por considerar es que, a pesar de la desaceleración, el momentum económico es positivo para Estados Unidos, la economía muestra resiliencia (de ahí parte de lo porfiado de la inflación) y aún hay ciertos nichos de acciones con fundamentos robustos y que no han sido parte del rally o fuertes alzas que se han visto este 2023. Un escenario de recesión en el mediano plazo luce poco probable y en la medida que la inflación no vuelva a dispararse, a pesar de lo resistente que se ha venido mostrando, existiría valor en determinadas subclases de renta variable.

De ahí que para este mes aumentemos nuestro posicionamiento en renta variable de underweight a neutral, a costa de la renta fija que se podría ver afectada por alzas en las tasas de interés (pasa de neutral a underweight), y mantenemos una posición en caja.
 

[1] Primera frase de la obra Hamlet de William Shakespeare, que simboliza dudas ante una disyuntiva.
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