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Risk is in the air
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El Liberation Day disipó parte de la incertidumbre en el mercado, pero no de la mejor manera. Los aranceles anunciados por Donald Trump fueron más agresivos que los que se esperaba, gatillando correcciones profundas en activos de riesgo. En concreto, anunció la aplicación de aranceles recíprocos a países o regiones que le cobraban impuestos a importaciones de origen estadounidense, destacando la Unión Europea (UE, 20%), China (34%), Vietnam (46%), Japón (24%), Corea del Sur (25%), entre otros. Además de esta reciprocidad, anunció aranceles de 10% generales para todas las importaciones estadounidenses, quedando dentro de esta categoría países de América Latina (ex México), Oceanía, el Reino Unido, entre otros. Estos aranceles entrarán en vigor el 9 de abril. Los principales socios comerciales de EE.UU., Canadá y México quedaron fuera del discurso del Liberation Day, y todos los bienes y servicios que cumplen con las condiciones del tratado de libre comercio entre los tres países (USMCA) no enfrentarán aranceles; y para el caso de los productos que no cumplan con el tratado el arancel sería del 25%. En lo más reciente, Trump anunció una pausa de aranceles (manteniendo el 10%) a los países que no habían tomado represalias).

Lo que sucedió el 2 de abril deja ganadores y perdedores -al menos en el corto plazo- y ha tenido consecuencias en los mercados. En primer lugar, pareciera que la Unión Europea (UE) y Asia estarían dentro de los más perjudicados, mientras que América Latina gozaría de una mejor situación en términos relativos. De manera preliminar, lo comunicado en el discurso del Liberation Day dio la impresión de que mientras más cerca se está de EE.UU., mejor, y mientras menor es el tamaño del socio comercial y más lejos se está, también es positivo. Lo sucedido los días posteriores al 2 de abril, que generó correcciones más transversales, nos dio a entender que en una escalada de tensiones comerciales ninguna economía ganaba, sino que unas perdían menos que otras.

A nivel de consecuencias de mercado, la palabra “estanflación” se hace cada vez más presente y pareciera que llegó para quedarse. Tras un gobierno estadounidense más agresivo, el mercado comenzó a revisar a la baja sus proyecciones de crecimiento para EE.UU. La inflación también se verá presionada, y es que estimaciones preliminares proyectan un aumento en el registro subyacente de ~1 punto porcentual. Si bien no es el escenario base, los mayores riesgos de recesión llevarán al Fed a ser un mero observador del mercado, y dado que históricamente su mayor preocupación se ha centrado en la actividad económica, a pesar del retraso en la convergencia inflacionaria, el mercado prevé que ahora el Banco Central será más agresivo en su ciclo de recortes.

Hasta ahora, es difícil determinar si los países que pensamos serían los ganadores y perdedores, seguirán siéndolo hacia adelante. El principal riesgo era que los países tomaran represalias, y China ya anunció aranceles de 34% a todas las importaciones provenientes de EE.UU., provocando caídas pronunciadas en mercados emergentes y europeos. Luego de que Trump amenazara con 50% de aranceles adicionales para China, el gigante asiático respondió con lo mismo, exacerbando las tensiones comerciales y concentrando el conflicto entre las dos economías más grandes del mundo. Por su parte, países con espacio fiscal para combatir los efectos de estos aranceles internamente, estimulando la demanda, también podrían salir mejor parados de la escalada comercial.

Aun cuando Trump afirmó que a excepción que se le ofreciera algo “fenomenal”, no negociaría, tras las represalias de China el mandatario estadounidense amenazó con agregar un 50% adicional a los aranceles que ya enfrenta el gigante asiático. De esta manera, los esfuerzos tarifarios se concentran en contra de China y comienzan los acercamientos con otros gobiernos para negociaciones, como la Unión Europea, Vietnam y Japón, teniendo este último la prioridad en las negociaciones, según lo declaró el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent. Lo anterior ha devuelto algo de calma a los inversionistas.

Este escenario de mayor riesgo ha elevado la volatilidad tanto del mercado accionario como de bonos y el VIX alcanzó niveles que históricamente se asocian a correcciones importantes, como los observados en marzo de 2020. Los mercados accionarios han corregido, inicialmente con el de EE.UU. mostrando un peor desempeño que el resto del mundo, pero tras las represalias de China la sensación de riesgo se transformó en algo generalizado. Por su parte, los bonos del Tesoro norteamericano venían actuando como un activo refugio y exhibiendo destacados retornos, pero en los últimos días han revertido parcialmente las alzas, y el 7 de abril la tasa del bono del Tesoro norteamericano de 30 años subió 23 pbs., un movimiento diario no observado desde marzo de 2020.  

Entre idas y venidas, se hace evidente lo difícil que es confiar en Donald Trump y su entendimiento respecto de lo que su impredecible discurso puede causar en los precios de los activos. Este nuevo orden diplomático y político global del que habíamos hablado en meses anteriores podría eventualmente gatillar una reconfiguración del mercado global, pero que podría tardar años en concretarse, en la cual las salidas de flujos de posiciones más saturadas como acciones norteamericanas y el dólar, terminen con el excepcionalismo de EE.UU. y este mercado vuelva a tener una menor representación en los portafolios globales.

Con respecto a la política monetaria, en su reunión de marzo el Fed mantuvo su rango de tasas de interés en línea con lo esperado, y publicó su documento trimestral con proyecciones y el conocido Dot Plot . Con esta nueva información, el Fed nos dio a entender que la mediana de los miembros del FOMC sigue previendo dos recortes de tasas al cierre del año, pero revisó al alza su proyección de inflación (deflactor PCE subyacente) y desempleo para este año, hasta 2.8% y 4.4% respectivamente. Por el lado de las proyecciones de crecimiento, el Fed prevé que sea de 1.7% en 2025, 0.4 puntos porcentuales menos de lo esperado en diciembre. Por otro lado, si bien la cifra de creación de empleo de marzo superó las expectativas, es probable que, hacia adelante, sectores como salud, educación y empleo público dejen de contribuir tan significativamente a este dato. Además, el miedo de los aranceles ha inundado el mundo y en los meses venideros, es poco probable que los datos económicos impacten la tendencia de los mercados como lo hacían antes.

Por último, cabe mencionar que la reunión del TAACo de abril se realizó antes del discurso del Liberation Day, por lo que el posicionamiento del portafolio en algunos casos tiene un racional que cambia al conocer las nuevas tensiones comerciales y la mayor volatilidad que los aranceles han inyectado a los mercados.

En línea con lo anterior y en el caso de China (antes de las represalias), los inversionistas desmentían la creencia respecto de que el gigante asiático era un mercado no invertible y reaparecía como una opción de inversión. A su vez, pareciera que el gobierno comenzaba a internalizar la importancia del desarrollo del sector privado y de revitalizar el consumo, que sigue rezagado y evita que la demanda local despegue.

De esta manera, en abril se decide seguir bajando el riesgo del portafolio, subponderando la posición en acciones y aumentando la sobreponderación en caja, en un contexto en que a pesar que se disipó parte de la incertidumbre, la volatilidad va a continuar y la visibilidad sigue siendo acotada. Por su parte, aumenta la preferencia por mercados emergentes sobre desarrollados, donde se concentran los que hasta ahora creemos serán los ganadores -relativos- de los aranceles.

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