Momentum especial
El tradicional rally navideño característico de los mercados accionarios que se da en diciembre y el año pasado fue una de las excepciones, se postergó a enero de 2023. Luego de caer 4% las acciones globales, bajar 6% el S&P 500 y retroceder casi 9% el Nasdaq en diciembre, en enero rebotaron 7%, 6% y casi 11%, respectivamente. En el caso del Nasdaq fue la mayor alza en este mes desde 2001.
El origen del momentum que vive el mercado es que se está materializando el escenario de una desaceleración o recesiones poco profundas -soft landing– producto de las alzas de tasas de interés y retiro de liquidez de parte de los bancos centrales del mundo, liderados por el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos. A ello se suma una importante “vuelta de timón” en China: fin de la política cero COVID, estímulos económicos y una postura oficial de apoyo explícito al crecimiento.
Esto significa que, al menos en el corto plazo, esta tendencia tendría soporte. Que baje el riesgo de una recesión profunda en Estados Unidos y que la actividad económica china mejore genera una importante amortiguación al menor crecimiento esperado para éste y el próximo año. Y siendo estas economías los dos motores globales, ello tiene repercusiones prácticamente en todo el mundo. Si bien la inflación aún es alta, ésta habría llegado a máximos, lo que mejora las perspectivas en cuanto a que las tasas de interés también estarían en peaks . Hay señales -aún tempranas- que las presiones en precios están cediendo y, a pesar de que el mercado laboral en Estados Unidos se viene mostrando resiliente, ello no se traspasó hasta el momento a aumentos en los precios.
En su revisión de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI), corrigió al alza las proyecciones de crecimiento para 2023. En cuanto al sector corporativo, los estimados de crecimiento de utilidades de las compañías habrían llegado al mínimo de este ciclo. Actualmente el mercado espera un aumento de las utilidades de las compañías del S&P 500 de apenas un 1% para este año. En términos históricos, los múltiplos de las valorizaciones actuales lucen muy bajos -solo comparables a la gran crisis del 2008, y no quedaría espacio para mayores contracciones. Lo que genera un riesgo más bien al alza de los estimados de las utilidades corporativas en la medida que no se dé una recesión profunda sino el soft landing mencionado.
Adelante en el ciclo está el índice accionario chino, en cuyo sector corporativo se han visto correcciones al alza en las proyecciones de ganancias, en la medida que se ha ido concretando la reapertura de la economía. Desde la apertura de China a principios de los 80s, lo que ha sucedido, al contrario de ciertas creencias que pensaban que su incursión y crecimiento iba a concentrar el polo de actividad en desmedro de otros países de Asia, es que más bien ha actuado como un acelerador de las economías de la región, generando un círculo virtuoso. Y éste va más allá de su región. También se ha hecho evidente que la economía de Alemania, por ejemplo, que es de las mayores exportadoras del mundo, está profundamente conectada al ritmo de la economía china y no como competencia, sino que más bien su actividad es impulsada fuertemente por ella.
En nuestro análisis de este mes intentamos analizar cuánto impulso les queda a los precios de las materias primas. La reapertura china es un soporte, ciertamente; aunque cabe considerar que el crecimiento del gigante asiático está re balanceándose más hacia el consumo que la inversión, que es lo que prevaleció desde la entrada de china al comercio mundial a principios de los 80s hasta antes de la pandemia. También por el lado de la demanda de los commodities desempeña un rol clave la transición energética. Queda un largo tiempo aún de uso de la energía tradicional y cíclicamente el conflicto en Ucrania no sólo aceleró la transición a energías limpias (lo que beneficia, por ejemplo, al cobre, litio, cobalto, etc.), sino que hizo necesario un mayor uso de las energías tradicionales (petróleo y derivados). El comportamiento de los precios de las materias primas puede diferir significativamente, más aún si consideramos metales preciosos y soft commodities (alimentos, algodón).
En cuanto a monedas, el dólar viene debilitándose: el índice DXY ha bajado alrededor de 8% en los últimos tres meses. Sin embargo, se encuentra aún en niveles históricamente altos y hay espacio para que siga devaluándose, tanto respecto de monedas de países desarrollados como de emergentes.
Como siempre, los mercados, y la economía global son vulnerables a riesgos. Algunos asociados a un rebote o prevalencia de la inflación que genere la necesidad de mayores alzas en las tasas de interés y con ello una recesión más profunda. Asimismo, está lo que el FMI denomina la fragmentación geoeconómica que es un nombre más para la desglobalización y el regionalismo, producto de la rivalidad entre China Y Estados Unidos, la guerra en Ucrania y otros conflictos. En síntesis, esta segunda Guerra Fría que estamos viviendo conlleva el riesgo que las tensiones suban, se den ataques materiales, en el ámbito económico (guerras comerciales, sanciones, etc.) o -peor aún- el militar, lo que potencialmente puede ser catastrófico.
En febrero y en línea con ir incrementando la posición en renta variable gradualmente, se aumenta la asignación a acciones relativo a renta fija, con posiciones: primero de sobre ponderación en Europa, dadas las atractivas valorizaciones, el impulso de un escenario global más benigno a lo esperado, así como la resiliencia mostrada ante la crisis energética. Luego asignaciones equilibradas en acciones estadounidenses y favoreciendo la renta variable en Asia emergente y América Latina.
En renta fija las tasas de interés actuales, a pesar de las bajas mantienen su atractivo, como fuente de ingresos corrientes. Si bien se generaron ganancias de capital por las caídas en las tasas de interés en los bonos del Tesoro de Estados Unidos, la curva de tasas aún está invertida (tasas de corto plazo mayores a las de largo), por lo que en este tipo de bonos se favorece la posición en papeles de menos duración en los que aún hay espacio para que las tasas bajen y el valor de éstos suba. Asimismo, se sigue sobre ponderando bonos corporativos emergentes, tanto en dólares como en moneda local.
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